Qui vol un ministeri? (¿Quién quiere un ministerio?) es una parodia que critica el engaño de los políticos a la hora de presentar sus currículos académicos
La iniciativa es de un partido político de ámbito valenciano que todavía no tiene representación alguna en las instituciones. Se llama Poble Democràtic y el responsable del Cap del Consell General, Màxim Rueda, presentó este lunes una campaña de crowdfunding para publicar el juego Qui vol un ministeri? -¿Quién quiere un Ministerio? En un comunicado, la formación explica que es una sátira sobre la capacidad de aguante de la sociedad española ante la creciente presencia de políticos profesionales que carecen de formación adecuada para su puesto y/o se dejan seducir por el dinero sin preocuparse de las necesidades de los ciudadanos.
El objetivo de Qui vol un ministeri? es convertirse en ministro o ‘pluriministro’ para aquellos que alcancen un mayor dominio de la mecánica del juego, mediante la consecución de títulos y másteres universitarios. Unos títulos que no hace falta cursar, basta con ganarlos en una subasta en la que se puja con la moneda oficial -los ‘CaraDuros’- obtenidos mediante el simple hecho de participar. “Una situación que seguramente conocen la mayoría de jugadores y que es la que tristemente hemos sufrido en los últimos años en la política española”, según Rueda.
Este juego de cartas se ha concebido como un modo lúdico de explicar a la sociedad la importancia de recuperar “la ética profesional y el respeto hacia el individuo”, según ha señalado el candidato a la Generalitat Valenciana por Poble Democràtic en las últimas elecciones y uno de los artífices del juego junto con Lluís Gómez y Agustí Zacarés, que ha explicado que para reconducir esta situación se requiere “gente concienciada con los problemas de los demás, gente preparada, anónima y trabajadora“, así como un modelo de gestión en el que se dé cabida a todos los ciudadanos que deseen colaborar.
En este sentido, Zacarés, ha manifestado que es necesaria una regeneración de la vida política, ya que los partidos se han convertido en “agencias de colocación”. “Los caso de los másteres y de los currículos hinchados de la clase política son la muestra clara de que en los partidos políticos priman más los estudios que, presuntamente, se hayan cursado, que la capacidad y valía de las personas”, según Zacarés. A este respecto añade que “es muy triste que para estar al frente de los partidos, y por tanto de los gobiernos, no se apueste por la experiencia profesional y por el interés común, y así nos va”.
Una carrera política fraudulenta y exitosa
Por otra parte, el secretario de Poble Democràtic, Lluís Gómez, ha explicado que el juego tiene una operativa muy sencilla que está basada en todos los “tics” inadecuados que definirían lo contrario de lo que debe ser un político del siglo XXI. Por ello, cada uno de los jugadores arranca la partida con una dotación económica no declarada de 8.000 caraDuros y dos cartas con cursos de formación ofertados por institutos de prestigio no reconocido o centros universitarios ficticios como la Universidad Rey Campechano.
Posteriormente, cada aspirante al Ministerio en juego tendrá que ofrecer comisiones y usar su dinero para comprar títulos, intentando acaparar el mayor número de ministerios posibles, según explica Gómez.
No obstante, para los que participen en el crowdfunding, Poble Democràtic asegura que detallará en qué se gastan los euros las aportaciones de los ciudadanos. Los ingresos se repartirán en cinco partidas: fabricación del juego, fabricación de recompensas estimadas, comisiones de las plataformas de pago, gastos de envío previstos y donaciones al partido para llevar adelante acciones sociales.